Estudiar sin improvisar
En nuestra vida cotidiana tenemos que improvisar en más de una ocasión al día, no todo está previsto y estamos acostumbrados a lidiar con ello.
En la mayoría de las ocasiones nos sale bien, vamos apagando fuegos.
Pero en una oposición no deberías dejar que tu día a día estuviera marcado por la improvisación.
Supondría una importante pérdida de tiempo y de paciencia, además de suponer una fuente de estrés continua.
Tampoco es necesario ir hacia el otro extremo, ya que si planificas todo milimétricamente y vasa ser inflexible en ellos, sin dejar ni un solo resquicio al imprevisto, también te va a provocar muchísimo estrés.
Afrontar las tareas diarias
Además de estar estudiando una oposición, tienes más cosas que hacer en la tu vida cotidiana y en tu trabajo.
Por lo tanto, tu nivel de organización debe ser sólido.
Hay veces que tienes que hacer muchas cosas. Otras veces son menos, pero te van a consumir más tiempo.
Muchas veces puede que tengas la impresión de que has perdido el control y que vas dejándote llevar, yendo de un sitio a otro sin un objetivo fijo.
Es entonces cuando tienes que hacer un enorme esfuerzo por intentar que todas las piezas encajen.
Por eso tienes que ser tú el que tome el control y darte cuenta de que no todas las tareas son iguales, no todas requieren un nivel máximo de atención y hay muchas que pueden ser, incluso, prescindibles.
Por esto es necesario que te pares a identificarlas y a analizarlas, dándote cuenta de el grado de prioridad, de lo que vas a conseguir completándola, de si es realmente lo que tienes que hacer, etc.
Estudiar sin improvisar
Analiza las tareas
Tareas principales
Son las que vas a tener que volcarte más en ellas, con las que vas a estar más comprometido y las que más te van a acercar a que tus objetivos se cumplan.
No te quedes solo en la oposición, extiende tu punto de vista hacia tu vida personal y hacia tu trabajo.
Verás en que cada ámbito van a sobresalir, al menos, dos o tres tareas importantes.
Y puede ser igual de importante leerle un cuento a tu hijo por la noche, la próxima reunión con tu jefe o el estudiar un tema nuevo. Eres tú el que prioriza.
Cuando vayas a realizarlas ten en cuenta varias cosas:
-Procura estar despejado, de ese modo podrás dar lo mejor de ti.
– Olvídate de lo demás, céntrate solo en esa tarea que, en este momento, es la más importante.
-No permitas que nada de lo que puedas controlar te estorbe o te interrumpa.
Tareas secundarias
Son las que hacemos habitualmente, más repetitivas y cotidianas: hacer la compra, consultar el email, repasar el tema anterior…
Estas actividades las haces diariamente y de forma sistemática.
Debes ser consciente de ellas y, al igual que las anteriores, debes identificarlas y analizarlas
Cuando vayas a realizarlas, ten en cuenta:
-Dejarlas para los ratos en los que tu concentración sea más baja.
-Situarlas en los momentos del día que no interfieran con las tareas importantes.
-Tomártelas como lo que son, como tareas secundarias. Así no le concederás más tiempo del necesario para realizarlas ni te perderás yendo de una a otra.
-Planifícalas, igual que las principales.
Estudiar sin improvisar
Gestiona tu lista de tareas
Date cuenta de que tienes habitualmente las mismas tareas, sin embargo, hay veces que o incorporas una nueva durante ( y esto puede ser durante un breve espacio de tiempo o uno más largo).
Tanto si trabajas con un calendario, con una agenda o con una aplicación, deberás incorporarla a la lista de tareas y reorganizar tu tiempo.
– Puedes dividir tus tareas en ámbito personal, laboral o de estudio, pero sin dejar de tener una visión global de tu día, con todas ellas.
Esto al principio te dejará con la sensación de que no vas a poder alcanzar a cumplir todas tus tareas, sin embargo, una buena organización, incluso, te dejará tiempo (aunque sea poco) para el descanso y tu vida personal.
-Esto es posible planificando.
Si planificas tu estudio para el día siguiente, será más fácil.
No se te olvidará nada de lo que tienes pendiente y tendrás una visión de lo que has avanzado ese día y lo que puedes avanzar mañana.
De todos modos, es conveniente que, al día siguiente, des un repaso a la planificación del día anterior.
-Planifica primero las tareas importantes.
Intenta no abarcarlas de golpe.
Divídelas en pequeñas parcelas que puedas ir haciendo con un ritmo de trabajo que veas que puedes ir avanzando.
Cuando las realices, concéntrate solo en ellas y desconecta todo lo más que puedas de lo que tienes a tu alrededor (móviles, personas, ruidos, etc.).
-Procura realizar las tareas más importantes a primera hora del día siguiente, tendrás más tiempo para dedicárselo, estarás menos cansado y te concentrarás mejor.
-Procura dejar siempre tiempo para imprevistos.
Si no lo hubiera, mucho mejor. Puedes dedicar tu tiempo a estudiar más, a realizar otras tareas pendientes o a tu descanso.
Eso depende de cómo veas que te ha ido el día.
-Procura planificar de manera que puedas ver que lo que empiezas lo puedes acabar.
Si terminas con el objetivo que te has marcado, te dará la sensación de que avanzas más deprisa, no estarás estresado y te ayudará a dispersarte menos.